CENS N° 461
3° 3°CIENCIAS NATURALES
Profesora: Molinari, Bárbara
Presentación
Mi nombre es Bárbara Molinari y soy la
profe de esta materia que se llama Sociología. Yo me recibí en la Universidad
de profesora de Sociología pero también doy otras materias en otras escuelas. Les
cuento que soy vegetariana y defensora de los animales.
Con algunos de ustedes nos vimos el
primer día de clase que diluvió y por eso quizás no estuvieron todos. En fin, ahora
esto del coronavirus nos lleva a tener que implementar un plan “B”. Veremos si
después necesitamos un plan “C” jaja.
Bueno como primera
actividad, van a leer la siguiente nota de un blog sobre sociología y luego
encontrarán las consignas de trabajo. Pero antes de empezar a leer: ¿Qué te parece qué significa el título
de la nota?
La sociología: La ciencia que molesta
La sociología es como un deporte de combate:
Se utiliza para defenderse, no para dar golpes bajos
Pierre Bourdieu (1)
Para la sociología ha llegado el momento de renunciar
a los éxitos mundanos, por decirlo de alguna manera, y
de adquirir el carácter esotérico que conviene a toda ciencia
Émile Durkheim (2)
Las reglas del método sociológico. Conclusión
Durante muchos años, durante muchos siglos, desde que se inventó
la agricultura y el ser humano se hizo sedentario hasta que el mundo se
industrializó, la forma de vivir de las personas era más bien sencilla, lo que
no quiere decir que fuera fácil.
Se vivía en comunidades estables. La gente nacía, crecía,
trabajaba, se casaba y moría como había hecho la generación anterior, como sus
abuelos y bisabuelos. No había grandes cambios, se obedecían a los mismos
poderes, el señor era el señor, al señor lo sucedía su hijo y a éste el nieto.
Las ideas que gobernaban el mundo eran prácticamente las mismas, Dios te había
puesto en tu lugar y Él sabía por qué, y a ver quién era el guapo que discutía
ese orden divino. Y en las creencias lo mismo, no diré que al cura le sucedía
el hijo del cura por motivos obvios, pero al cura le sucedía otro cura
semejante que amenazaba con los mismos castigos ante los mismos pecados y
ofrecía el mismo consuelo ante los mismos sufrimientos, consuelo y resignación,
una buena receta para mantener el status quo. El parroquiano de
aquellos entonces no viajaba, raramente salía de su comarca, conocía su aldea,
las aldeas vecinas y el pueblo importante más próximo, en donde se celebraban,
los días de mercado, las ferias donde colocar los productos que obtenía de la
cosecha o del ganado.
¿Para qué se necesitaba entonces una ciencia como la
sociología?, pues francamente para nada. Bastaba con los escritos sociales de
unos cuantos filósofos griegos actualizados con la visión cristiana de la vida.
A finales de siglo XVIII concurren dos hechos que cambiaron el
mundo, estos acontecimientos no fueron espontáneos sino que venían gestándose
desde el renacimiento e incluso desde finales del medievo.
Desde el punto de vista político se produjeron las revoluciones
liberales, la americana y la francesa, que supusieron el derrumbe del Antiguo
Régimen y advenimiento de la burguesía como clase social dirigente. Y desde el
punto de vista económico y social se produjo la revolución industrial que
cambió para siempre el modo de producir.
En pocos años, las personas se vieron afectadas por estos
cambios, se mudaron de lugar de residencia, el campo se empezó a vaciar y las
ciudades a llenar, las gentes cambiaron su forma de trabajar, sus estilos de
vida, sus costumbres y sus ideas. No estoy seguro de que las nuevas formas de
vivir fueran más fáciles que las de antaño pero estoy seguro de que la
sencillez de la sociedad preindustrial se fue perdiendo. La sociedad se hizo
mucho más compleja.
Tal complejidad, la cuestión social decían, hizo que entre los
pensadores se fuera difundiendo un sentimiento de “sociedad en crisis”.
La reflexión sobre la sociedad se convirtió en foco de atención del pensamiento
en un momento en que la ciencia estaba alcanzando un enorme prestigio como
explicación del mundo, e incluso, como solución a los problemas prácticos. La
ecuación estaba planteada y la solución era inmediata, la aplicación del método
científico al estudio de la sociedad: la sociología.
Y desde entonces, desde mediados del siglo XIX, la sociología ha
ido estudiando los problemas sociales, elaborando teorías – y alguna certeza -
que explicaban comportamientos y estrategias de los grupos sociales, de las
clases sociales, de instituciones, de las religiones, de la ciencia y el
conocimiento, en definitiva de cualquier actividad humana de carácter social. Y
en eso seguimos cuando nos acercamos a los dos siglos desde que el bueno de
Augusto Comte (3) inventara el
término “sociología”.
La ciencia, en general, representa la búsqueda de la verdad
admitiendo que la verdad absoluta es una quimera. Se trata de aproximarse lo
máximo a la verdad, según el conocimiento de que se disponga en cada momento,
reconociendo que se puede estar equivocado y dejando una puerta abierta para
corregir las ideas que se tenían sobre algún fenómeno por otras que se
aproximen más a la verdad buscada. Es un proceso continuo de perfeccionamiento
del conocimiento que tenemos de la naturaleza a sabiendas de que la perfección
no es de este mundo. Y esto es así, al menos en teoría, en la práctica habría
que decir que hay más resistencia al cambio de lo que queremos reconocer. Hay
que pensar que incluso en el mundo de la ciencia, más predispuesto por
idiosincrasia al cambio de opinión, hay mucha resistencia dicho cambio.
Y es que la verdad, aparte del asuntillo de que a mi me da que
en términos absolutos es inalcanzable, tiene otro problema. La verdad tiene sus
propietarios, los dueños de la verdad. Para mí que ser dueño de la verdad es
como ser dueño de los océanos o amos del espacio interestelar, pero ellos se lo
toman muy en serio, una propiedad al fin al cabo es una propiedad. Los dueños
de la verdad, en cualquier ámbito de la actividad humana, reaccionan mal ante la
crítica inteligente, ante la disensión fundamentada.
En los casos en que la ciencia ha dinamitado viejas verdades el
abanico de reacciones ante la crítica ha sido de lo más variopinto, respuestas
que van desde la mera agresividad hasta la violencia. La historia está llena de
ejemplos, recordemos al pobre Galileo (4) desdiciéndose
ante la perspectiva de la hoguera o a Miguel Servet (5) cuyo libro “Restitución del
Cristianismo” le llevo tanto a la hoguera católica como a la calvinista, sólo
que fueron estos últimos los que le pillaron. Ahora no te llevan a la hoguera
gracias a Dios - que hemos progresado un poquito - pero todavía hay opiniones
que no sientan muy bien. No hace mucho Stephen Hawking (6) vino a decir que había otras
explicaciones más sencillas a la creación que el dedo creador de Dios y el
Vaticano no reaccionó con alegría a la ocurrencia.
Si las declaraciones de astrónomos, físicos, médicos, e incluso,
matemáticos no han sentado bien en algún momento a ciertos sectores, con los
sociólogos es el pan nuestro de cada día. El sociólogo siempre fastidia a
alguien, menos mal que – como hemos visto - la sociología se inventó cuando ya
se habían desmontado las hogueras, en caso contrario hubiéramos tenido algún
mártir en nuestra profesión al que dedicar el patronazgo de los colegios
profesionales.
¿Y por qué el sociólogo y su ciencia provocan ese efecto?.
En primer lugar por el objeto de la sociología: el estudio científico del
funcionamiento de las sociedades humanas. Tengamos en cuenta que cualquier
poder esta montado sobre una especie de mitología, sobre una ideología
justificativa. Puede ser por ejemplo que la democracia representa a todas
las personas, que la justicia es ecuánime, que los puestos se reparten según
reglas meritocráticas o que los líderes son infalibles. Y hay mucha gente
cómoda con estos mitos, para empezar los propios interesados en que el status
quo se mantenga pero no solo ellos.
Esto hace que ya de partida cuando se ponen en cuestión esas
“verdades”, la sociología moleste porque nos enseña lo que una gran parte de la
gente prefiere no ver, al menos en los tiempos de bonanza económica, porque
ahora mismo existe un fuerte sentimiento de indignación, en parte porque las
élites exhiben sus miserias sin ningún pudor. Pero hasta no hace mucho
los barómetros sociales indicaban que la gente tenía en muy buen concepto a las
principales instituciones del país, se encontraban razones incontrovertibles
sobre lo buenas que eran las mayorías absolutas y de los beneficios que
aportaba un sistema bipartidista. Sin embargo, cuando estudias esas mismas
instituciones con la mirada del sociólogo, analizas su funcionamiento real no
el funcionamiento pretendido, profundizas en las estrategias que siguen para el
mantenimiento de privilegios y desigualdades y no te crees la ideología que
desarrollan para su legitimación. Y esto, haya o no haya crisis.
En segundo lugar, ese mismo estudio del funcionamiento de la
sociedad entra de lleno en el terreno de la ideología de las personas. La
mirada sociológica cuando analiza como funciona toda actividad social realmente
y no como desearíamos que funcionara, lo quiera o no, interviene en las luchas
por las distintas concepciones del mundo. Cuando se analiza a una religión - o
a la propia ciencia para que no se diga que sólo me meto con la religión - como
una construcción social con una historia concreta y no como algo de origen
divino o cuasi divino se levantan ampollas, sobre todo en las instituciones
religiosas o en las instituciones científicas.
En tercer término se me ocurre que a los que detentan el poder
no les gusta la sociología, la quieren en los departamentos de las
universidades, en los círculos académicos, de manera que puedan aprovechar sus
aportaciones teóricas y prácticas que puedan serles útiles, pero lejos de
divulgarlas con carácter general pues contienen ideas que de extenderse pueden
resultar peligrosas.
Por último, la sociología parece que hace a veces de una especie
de Pepito Grillo, de una suerte de conciencia social que no sienta muy bien a
los que se sienten aludidos. Esto se ve favorecido por las constantes preguntas
que reciben los sociólogos con predicamento a golpe de micrófono, preguntas a
las que se ven obligados a dar una respuesta sin darles tiempo a reflexionar,
hay incluso sociólogos de cabecera listos siempre para dar una opinión de
urgencia y, por supuesto, hay sociólogos comprometidos con multitud de causas
diferentes. Y todo esto hace que sea fácil argumentar que qué clase de ciencia
es esa que permite en su seno tanta variedad de opiniones y tantos juicios de
valor diferentes sobre un mismo hecho. Pero la razón última vuelve a ser el
objeto de la sociología. El sociólogo observa los fenómenos sociales
perteneciendo o formando parte de la sociedad, es como si el físico estudiara
el choque de móviles montado dentro de uno de ellos en vez de observar desde el
exterior mediante instrumentos de medida. ¿Hasta que punto el sociólogo es
independiente de los problemas que estudia?.
El gran sociólogo Max Weber (7),
era partidario de una sociología libre de valores. El sociólogo debía apartarse
de los valores de su sociedad, debía hacer un esfuerzo por observar los
fenómenos sociales desde la distancia, como el físico y los móviles. Muchos
piensan que por mucho esfuerzo que se realice esto no es posible del todo. En
el otro extremo se colocan los sociólogos de la Escuela de Francfort (8) que opinan que el sociólogo ha de
inmiscuirse en los problemas, proponen una sociología militante. Este es un
debate inagotable y el mejor argumento de los que opinan que la sociología no
es una ciencia.
¿Y que pasa cuando la sociología incomoda con sus
explicaciones?. ¿Cómo se comportan las instituciones cuando su verdad se ve
amenazada?. ¿Cómo reaccionan los particulares cuando una teoría o un concepto
desmitifica una creencia muy firme?.
Pues ocurre con demasiada frecuencia que no atacan a la teoría o
al concepto con contraargumentos que sería lo aceptable. Es un mecanismo muy
común la descalificación. ¿La sociología es acaso una ciencia?, ¿este o aquel
autor tienen suficiente rigor?, ¿dónde están las ecuaciones que describen ese
comportamiento?, ¿para qué sirve la sociología?, ¿es útil?, ¿acaso cumple una
función?, ¿es que cura a la gente o sirve para construir casas?.
Yo mismo que soy sociólogo a tiempo parcial, un pobre escribidor
que pretende divulgar conceptos sociológicos, he recibido este tipo de
críticas, que no entran en las razones y argumentos que expongo sino en mi
propia identidad, se me suele calificar de autor poco riguroso. Lo cual además,
al menos cuando me dedico a divulgar, es totalmente falso, primero porque
cuando divulgo un concepto no soy un autor en sentido estricto y, segundo,
porque el rigor que empleo es el rigor y la autoridad del científico social
cuya teoría o concepto estoy explicando no del mío propio. ¡Oiga usted métase
con Weber si se atreve y no conmigo!.
Pero hay que reconocer que estas críticas no caen en saco roto.
Existe una clara obsesión por dejar claro que la sociología es una ciencia.
José Félix Tezanos (9) en su
libro “Introducción a la Sociología” dedica casi 30 páginas a demostrar que la
sociología es una ciencia, pero no es una excepción, se publican con frecuencia
artículos y libros que explican la naturaleza científica de la sociología. Que
Emilio Durkheim dedicara su libro “las reglas del método sociológico” a hacerlo
es lógico pues se trataba de poner en el mundo académico a una disciplina
nueva, pero que sigamos a estas alturas con lo mismo sólo está justificado como
respuesta a este tipo de ataques.
Es muy común estudiar en los primeros cursos de las facultades
de sociología – lo que por cierto no me parece mal - filosofía de la ciencia,
que yo sepa esto no se estudia en la Facultad de Ciencias Físicas – lo que me
parece mal -, claro que también es cierto que nadie duda de la física como ciencia
al primer revés que se sufre. No se suele oír: “Oiga usted que la fuerza es la
masa por la aceleración”, “¡no estoy de acuerdo!, ¿Es acaso la física una
ciencia?”.
También está detrás de esa permanente puesta en cuestión de la
misma esencia de la sociología, nuestro amor por las encuestas y por la
estadística como ciencia en general. A veces da la sensación que más que como
método de análisis de la realidad como justificante de que lo que hacemos es
ciencia de verdad. Durante la carrera, la estadística es la asignatura más
temida, más que nada por la falta de base matemática de los estudiantes de
sociología, pero cuando ya eres sociólogo es la herramienta fundamental. Como
dice la socióloga Rosana Claver (10),
la estadística se ha convertido en un método efectivo para describir con
exactitud los valores de datos económicos, políticos, sociales, psicológicos,
biológicos o físicos, y son la herramienta fundamental para relacionar y
analizar dichos datos. Hasta tal punto ocurre esto que pareciera que sin
investigación cuantitativa no hay sociología que valga sino en todo caso
filosofía social.
Al final vamos a tener que dar las gracias a nuestros
descalificadores pues nos hacen andar con pies de plomo, nos hacen ser más
formales en nuestros métodos y a estar armados contra la crítica fácil, ahora
bien, seguimos y seguiremos molestando.
La sociología es molesta, ¡qué le vamos a hacer!, pero muy
necesaria. Alguna herramienta tiene que haber para describir los procesos
sociales en unos momentos en que tenemos disciplinas científicas para todo. Si
la sociología se hizo necesaria después de unas décadas convulsas de
revoluciones políticas y socioeconómicas, hoy es más necesaria que nunca en un
mundo que vive de nuevo revoluciones políticas y socioeconómicas. En una
sociedad que es preindustrial, industrial y postindustrial, global y local,
moderna y postmoderna, de la información y del conocimiento, adhocrática,
burocrática, postburocrática y mcdonaldizada, del pensamiento único y
multipolar, y, ¡todo al mismo tiempo!. Evidentemente, si no la tuviéramos
ya, deberíamos inventarla.
Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo
Notas:
(1) Pierre Bourdieu fue uno de los más destacados representantes de
la sociología de nuestro tiempo. Si deseas ampliar información sobre su vida y
obras pulsa aquí
(2) Emile Durkehim,
sociólogo francés, uno de los padres de la sociología, el primer catedrático de
sociología. Para consultar más pulsa aquí.
(3) Augusto Comte, filósofo
positivista y para algunos el primer sociólogo, lo que si está confirmado es
que inventó el nombre de sociología. Si quieres saber más pulsa aquí.
(4) Galileo Galilei fue un
astrónomo, filósofo, matemático y físico italiano que estuvo relacionado
estrechamente con la revolución científica. Para ampliar información sobre
Galileo pulsa aquí.
(5) Miguel Servet fue
un astrónomo, metereólogo, geógrafo, jurista, teólogo matemático y médico
español del siglo XVI que descubrió la circulación pulmonar. Para ampliar
información pulsa aquí.
(6) Stephen Hawking, físico
teórico y cosmólogo británico famoso por sus trabajos en el campo de las
singularidades espaciotemporales en la relatividad general y en el estudio de
los agujeros negros. Para más información pulse aquí.
(7) Max Weber, sociólogo
alemán considerado otro de los padres de la sociología. Para más información
pulsa aquí.
(8) La Escuela de Francfort,
grupo de investigadores que formaron parte del Instituto de Investigación
Social de Francfort que desarrollaron la teoría crítica en sociología. Formaron
parte de este grupo Adorno, Habermas y Horkheimer entre otros. Para obtener más
información pulsa aquí.
(9) José Félix Tezanos,
sociólogo español, catedrático de sociología de la UNED. Dirige la Fundación
Sistema y es miembro de la Academia Europea de Ciencias, Artes y Letras de
Paris, así como de los Consejos de Redacción de las revistas REIS (Revista
Española de Investigaciones Sociológicas), RIS (Revista Internacional de
Sociología) y EMPIRIA (Revista de Metodología de Ciencias Sociales), es autor
de más de una treintena de libros y de cientos de monografías científicas sobre
temas de estructura social, sociología política, tendencias sociales y ciencia,
tecnología y sociedad.
(10) Rosana Claver Fraile,
socióloga española, investigadora de la Fundación IS+D para la Investigación
Social Avanzada y autora del blog “Mi profe de estadística”
Si hay alguna palabra que no hayan entendido, busquen su
significado y si no lo encuentran o les sigue pareciendo complicado, anótenla
para cuando nos veamos.
Ahora si, luego de la lectura, a responder las preguntas:
1.
¿Para
ustedes, qué es lo más importante que dice el texto (pueden ser varias cosas)?
2.
Según
lo que entendieron elaboren una definición de sociología en base a lo que dice
el texto.
3.
¿En
qué momento la Sociología se convirtió en una necesidad? Averigüen hace cuántos
años fue eso.
4.
Después
de leer el texto y según lo que dice, ¿cómo explicarías con tus palabras el título
del texto?
5.
Hoy
en día, ¿para qué les parece que podemos utilizar la sociología? ¿Qué les interesaría
estudiar desde la sociología?
Bueno eso es todo por ahora. Será hasta
la próxima actividad, que estaré subiendo al blog la semana próxima.
Saludos
Bárbara, la profe de sociología
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