TP N° 3 – Especializada – 1°1°, 2°1°, 2°2° - Prof: Federico Palluzzi – Lucas Ibarlucia
La noticia periodística
Cuando se informa sobre algún suceso es importante ubicar al lector en un contexto, es decir, en el marco en el que aconteció el hecho. Para eso, el periodista redacta la noticia en forma de “pirámide invertida”, dónde la información más importante se escribe en el 1er párrafo y trata de responder a las siguientes preguntas -o a la mayor parte de ellas-:
-
¿Qué
sucedió?
-
¿Cuándo
pasó?
-
¿Cómo
se produjo?
-
¿Quién
o quiénes
participaron?
-
¿Dónde
sucedió?
-
¿Por
qué o
para
qué
pasó?
El orden de las preguntas depende del criterio del periodista. Para unir los datos obtenidos de las preguntas, se utilizan conectores como veremos en el ejemplo de la noticia más abajo.
Esquema de la pirámide invertida:Consigna:
Luego de comprender la forma de redactar una noticia, leer el cuento de Gabriel García Márquez “Algo muy grave va a suceder en este pueblo” e imaginarse que son corresponsales enviados por un diario para cubrir ese hecho y redactar una notica de lo que está ocurriendo (no más de 3 parráfos). En el cuento no se especifican ciertas cosas, por lo cual pueden inventarlas, ustedes deciden:
Algo
muy grave va a suceder en este pueblo
Imagínese
usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene
dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el
desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le
preguntan qué le pasa y ella les responde: “No sé, pero he
amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle
a este pueblo”.
El
hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una
carambola sencillísima, el otro jugador le dice: “Te apuesto un
peso a que no la haces”. Todos se ríen. El se ríe. Tira la
carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó,
si era una carambola sencilla. Y él contesta: “Es cierto, pero me
ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta
mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo”.
Todos
se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa,
donde está con su mama, o una nieta o en fin, cualquier pariente,
feliz con su peso dice y comenta:
–Le
gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un
tonto.
–¿Y
por qué es un tonto?
–Porque
no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado con la idea de
que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a
suceder en este pueblo.
Y
su madre le dice:
–No
te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces
salen...
Una
pariente oye esto y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero:
“Deme un kilo de carne”, y en el momento que la está cortando,
le dice: “Mejor córteme dos, porque andan diciendo que algo grave
va a pasar y lo mejor es estar preparado”.
El
carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar su
kilo de carne, le dice: “Mejor lleve dos porque hasta aquí llega
la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están
preparando y comprando cosas”.
Entonces
la vieja responde: “Tengo varios hijos, mejor deme cuatro
kilos...”. Se lleva los cuatro kilos, y para no hacer largo el
cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata a
otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor.
Llega
el momento en que todo el mundo en el pueblo está esperando que pase
algo. Se paralizan las actividades y de pronto a las dos de la tarde,
alguien dice:
–¿Se
ha dado cuenta del calor que está haciendo?
–¡Pero
si en este pueblo siempre ha hecho calor!
Tanto
calor que es pueblo donde los músicos tenían instrumentos
remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban
al sol se les caían a pedazos.
–Sin
embargo –dice uno–, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.
–Pero
a las dos de la tarde es cuando hace más calor.
–Sí,
pero no tanto calor como ahora.
Al
pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se
corre la voz: “Hay un pajarito en la plaza”. Y viene todo el
mundo espantado a ver el pajarito.
–Pero
señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.
–Sí,
pero nunca a esta hora.
Llega
un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos
están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.
–Yo
sí soy muy macho –grita uno–. Yo me voy.
Agarra
sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y
atraviesa la calle central donde todo el pueblo lo ve. Hasta que
todos dicen: “Si éste se atreve, pues nosotros también nos
vamos”.
Y
empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas,
los animales, todo. Y uno de los últimos que abandona el pueblo,
dice: “Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de
nuestra casa”, y entonces la incendia y otros incendian también
sus casas.
Huyen
en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en
medio de ellos va la señora que tuvo el presagio que le dice a su
hijo que está a su lado:
“¿Viste,
mi hijo, que algo muy grave iba a suceder en este pueblo?”
En:
Magazin Dominical, Caracas, 3/5/1970
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