viernes, 3 de julio de 2020


CENS N° 461 - TP 4 - Especializada de 1ro y 2do año
Prof: Ibarlucia, lucas – Palluzzi, federico


Relato de cuarentena


En el trabajo práctico anterior vimos las características de una noticia y como se escribe, para realizar este trabajo, veremos las características de una crónica, para que puedan escribir un relato/crónica de algún suceso que haya sido significativo para ustedes durante los más de100 días de cuarentena.
La crónica
La crónica es un género periodístico narrativo. Se caracteriza por ser descriptivo y dar énfasis a los detalles del espacio y tiempo donde ocurren los hechos. Es además un testimonio o una reconstrucción de un suceso de forma subjetiva, es decir desde los zapatos del observador. La narración debe ser atractiva al lector.
Como su propio nombre lo indica -el término proviene del griego cronos que significa tiempo- la crónica alude a un suceder en el tiempo y puede ser definida como el relato pormenorizado, secuencial y oportuno de acontecimientos de interés colectivo. Se trata, pues, de un género que teniendo como función explícita la de informar se ocupa fundamentalmente de narrar cómo sucedió un determinado hecho, recreando la atmósfera en que tuvo lugar el acontecimiento de que se trate.
Más extensa y minuciosa que la noticia breve -que se caracteriza por presentar los hechos de manera sucinta y concisa-, la crónica añade a los datos básicos otros complementarios y particularizados utilizando para esto secuencias textuales argumentativas.
Como todo texto que te propongas escribir, es necesario que cumplas con dos pasos importantes antes de comenzar. El primero es identificar qué quieres contar y el segundo es identificar quien será tu receptor. Les dejamos algunas características para que tengan en cuenta al momento de escribir una crónica:
- La Narración: ante todo, las crónicas suponen el relato o enumeración de las acciones llevadas a cabo por uno o más sujetos, que acontecen en tiempo y espacio, y mantienen relación entre sí.
- La Descripción: además de la necesaria ubicación de los hechos en tiempo y espacio, las crónicas incluyen la caracterización o descripción de los objetos, personas, lugares y procesos que intervienen en el acontecimiento a informar.
- Respetar la estructura narrativa, pero considerar detalles y aspectos emotivos. La crónica respeta una estructura narrativo-descriptiva. Puedes decidir partir desde el final de los hechos para volver al comienzo, o partir linealmente desde un tiempo pasado. Escribe como usualmente escribirías cualquier relato, pero sin perder de vista la realidad. La crónica es un género que ofrece muchas libertades creativas, es por esto que es difícil descubrir dónde está el límite de la crónica a la hora de categorizarla como texto literario o no literario. Hay un propósito estético, sin embargo también hay un compromiso con la realidad.
- La mayoría de las crónicas están escritas en primera persona, ya sea como narrador-protagonista o narrador-testigo.


Consigna:
El trabajo consiste en escribir una breve crónica donde puedas narrar tus vivencias en estos más de 100 días de cuarentena, tienen toda la libertad para poder expresarse y que nos quieran contar, pueden ser sensaciones, miedos, angustias, alegrías, hechos, reflexiones, etc.
Te recomendamos que primero ordenes tus experiencias en oraciones breves y que luego las agrupes y las conectes.
Cuando termines de hacer el relato hay que ponerle un título, algo que sintetice con tus palabras esas sensaciones que se ven reflejadas en el mismo.
El mínimo de extensión es de 3 párrafos

Les dejamos un ejemplo de una crónica/relato de cuarentena que lean



Crónica de una profesora en la cuarentena
de la Covid-19 en Argentina
Prof. MARÍA JOSÉ LACHAISE


Marzo. Domingo, 15. 20 horas.
Nos encontró terminando la tarde y con la sensación de que se paraba el mundo y como hormigas a las cuales les habían pateado el hormiguero, volvíamos a escondernos.
Todos a casa. No salgan. Cuídense. A lavarse bien las manos con jabón. Usen mucho alcohol en gel. Con guantes. Sin guantes. Con barbijo. Sin barbijo. Sácate la zapatilla. Ponte la zapatilla. Sácate la ropa. Cuida a los viejos, a los más pequeños. Quédate en casa...
Salí de casa a trabajar porque soy docente.
Lávale las patas al gato si anda en la calle. Ventila la casa, pero… no andes en el patio por si acaso.
Corona, covid, covid 19, 20, los chinos, los murciélagos, la sopa y el dengue. Sí. Sí, sí, no se olvide del dengue.
Los primeros días cada vez que te encontrabas en la puerta de la casa, mentalmente repasabas cual lección de geografía o historia sin ningún detalle a olvidar porque esta batalla había que librarla.
Momento de acostumbramiento, de trabajo, estudio y relaciones desde casa.
Las redes sociales, programas como zoom, meeting, classroom, WhatsApp, video llamadas, teléfonos, televisores y cuanta cosa circulaba colapsaban por momentos, pero… tengan mucho cuidado con lo que se escribe para no herir susceptibilidades.
La escuela presencial viajaría por las redes. Las cocinas se convirtieron en el escenario de los improvisados chef pasarían a ser expertos, empolvados de harinas y la familia, la experimentadora de los manjares.
Peluquerías y barberías caseras. Padres maestros. Maestros padres. Abuelos sin nietos a quienes abrazar. Bibliotecas sacudidas y libros rescatados por lecturas olvidados por falta de tiempo y que ahora es lo que sobra.
Álbumes de fotos y agendas usadas, con sabor a nostalgia. Ropas y objetos sin uso, formarían parte de los días para convertirse en patines, alfombras o, simplemente, irían a parar a bolsas de descarte.
Pintores, carpinteros, albañiles y todos los oficios fueron improvisados en cada hogar, lugar que ahora pasaría a ser nuestra morada obligatoria y segura.
Historias que rescatamos a lo largo del camino… Niños de 6 años que comenzaban con la lectura de sus primeras palabras y enseñan a sus papás que por cuestiones de la vida no saben ni leer ni escribir.
Manos y brazos que se agitan a la distancia como el mejor saludo cariñoso, sin tocarnos. Un “te extraño” y un “me quiero ir con vos”, destroza el corazón”
Tantos “por qué” y preguntas sin respuestas sobre lo que nos está pasando. ¡¡¡¡¡Esperar!!!!! Pero… ¿hasta cuándo? Tener de todo y a su vez, nada.
Cumpleaños, gimnasios, reuniones, previas, salidas, bailes, despedidas, nacimientos, un mate, un café y hasta un beso fue virtual.
Vivir sin culpa, siendo feliz porque hay buena gente y realmente se lo merece y muchísimo más. Soledades, compañías, angustias, reflexiones, encierro, enojos, peleas, reconciliaciones, convivencia, cansancio, complicaciones, insomnios, llamadas, mensajes, convergencias, consenso y disenso.
Recuerdo que muchas veces me decían:
¡Mírame nena!. ¡Mírame a los ojos cuando te hablo!!!!!
Y ahora entiendo.
Aprendimos a mirarnos a los ojos, porque con ellos pudimos sentir la tristeza o la alegría de la persona. ¿Quién dijo que los ojos no ríen? Sí, ¡sí señora! Encontrar esos ojos en donde podéis mirarte, te desnudan el alma.
La sonrisa está escondida por los barbijos, pero protegida de los besos que ya vendrán, al igual que los brazos adormecidos por caricias que hoy no llegan.

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